Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Segunda edición
23 El Duque de Rivas una mano y brazo asoman, 1 que sostienen por el aire un candil, 2 cuyos destellos 3 dan luz súbita 4 a la calle. En pos 5 un rostro aparece de gomia 6 o bruja espantable, 7 a que otra marchita 8 mano o cubre o da sombra en parte. Ser dijérase 9 la muerte que salía a apoderarse de aquella víctima humana que acababan de inmolarle, 10 o de la eterna justicia, de cuyas miradas nadie consigue ocultar un crimen, el testigo 11 formidable, pues a la llama mezquina, 12 con el ambiente ondeante, 13 que dando luz roja al muro 14 dibujaba desiguales los tejados 15 y azoteas 16 sobre el oscuro celaje, 17 dando fantásticas formas a esquinas y bocacalles, se vio en medio del arroyo, 18 cubierto de lodo 19 y sangre, el negro bulto 20 tendido 21 de un traspasado 22 cadáver. Y de pie a su frente un hombre, vestido negro ropaje, 1 aparecen, salen 2 lámpara 3 flickering 4 repentina 5 después 6 monstruo 7 que causa espanto, miedo 8 débil, desgastada 9 se diría 10 sacrificarle 11 persona que presencia algo y da testimonio 12 pequeña, diminuta 13 que se mueve, como en olas 14 pared 15 rooves 16 terrazas en los tejados 17 cielo nublado en distintas formas 18 gutter 19 mud 20 cuerpo inerte 21 echado, tirado, con alusión a la tauromaquia 22 skewered Candil de Benito Prieto Coussent, 1955. Wikimedia Commons [candil.jpg]. Alt text: Naturaleza muerta de un candil o lámpara de aceite, de barro, sobre dos ladrillos en una mesa. La composición está dominada por los vivos colores anaranjado rojizo y azul, más el amarillo de la llama. La mesa está manchada de colores entre un pardo rojizo y castaño. En el fondo hay una pared, muy deteriorada, de adobes y estuco. Su pintura es en algunos puntos de un azul muy fuerte pero en otros está desteñida, blanquecina y hasta verdosa por la erosión y el moho, con grietas y desconchados que revelan los adobes colorados. Los ladrillos sobre la mesa sintetizan la combinación cromática, siendo rojizos con manchas de pintura azul. A pesar de ser una escena estática, el arreglo de los ladrillos, uno sobre el otro en ángulo algo precario, las manchas de colores vivos y la sugestión de movimiento tanto en la erosión descendiente de las grietas como en la ascensión de la llama—causadas por dos elementos opuestos, agua y fuego—dan una impresión muy dinámica. En total la pieza es bastante críptica y la espectadora tarda en identificar el sujeto principal, el candil. con una espada en la mano, roja hasta los gavilanes. 23 El cual en el mismo punto, sorprendido de encontrarse bañado de luz, esconde la faz 24 en su embozo, 25 y parte, 23 crossguards , hilt 24 la cara 25 cuello alto de la capa, con que se esconde la cara
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