Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Segunda edición

6 Leyendas y arquetipos del Romanticismo español una alma ambiciosa, envidiosa, vengativa, iracunda, cobarde y esclava de tantos tiranos..., ¿qué puede durar? ¿Cómo puede durar? No sé cómo vivimos. No suena campana que no me parezca tocar a muerto. A ser yo ciego, creería que el color negro era el único de que se visten... ¿Cuántas veces muere un hombre de un aire que no ha movido la trémula llama de una lámpara? ¿Cuántas de una agua que no ha mojado la superficie de la tierra? ¿Cuántas de un sol que no ha entibiado 1 una fuente? ¡Entre cuántos peligros camina el hombre el corto trecho 2 que hay de la cuna al sepulcro! Cada vez que siento el pie,me parece hundirse 3 el suelo, preparándome una sepultura... Conozco dos o tres hierbas saludables; las venenosas no tienen número. Sí, sí..., el perro me acompaña, el caballo me obedece, el jumento 4 lleva la carga..., 5 ¿y qué? El león, el tigre, el leopardo, el oso, el lobo e innumerables otras fieras 6 nos prueban nuestra flaqueza deplorable. LORENZO —Ya estamos donde deseas. TEDIATO—Mejor que tu boca, me lo dice mi corazón. Ya piso la losa, que he regado 7 tantas veces con mi llanto y besado tantas veces con mis labios. Ésta es. ¡Ay, Lorenzo! Hasta que me ofreciste lo que ahora me cumples, ¡cuántas tardes he pasado junto a esta piedra, tan inmóvil como si parte de ella fuesen mis entrañas! Más que sujeto sensible, 8 parecía yo estatua, emblema del dolor. Entre otros días, uno se me pasó sobre ese banco. Los que cuidan de este templo, varias veces me habían sacado del letargo, 9 avisándome ser la hora en que se cerraban las puertas. Aquel día olvidaron su obligación y mi delirio: fuéronse y me dejaron.Quedé en aquellas sombras, rodeado de sepulcros, tocando imágenes de muerte, envuelto en tinieblas, y sin respirar apenas, sino los cortos ratos que la congoja 10 me permitía, cubierta mi fantasía, cual si fuera con un negro manto de densísima tristeza. En uno de estos amargos intervalos, yo vi, no lo dudes, yo vi salir de un hoyo 11 inmediato a ése un ente que se movía, resplandecían 12 sus ojos con el reflejo de esa lámpara, que ya iba a extinguirse. Su color era blanco, aunque algo ceniciento. 13 Sus pasos eran pocos, pausados y dirigidos a mí... Dudé... Me llamé cobarde... Me levanté..., y fui a encontrarle... El bulto proseguía, 14 y al ir a tocarle yo, y él a mí..., óyeme... LORENZO —¿Qué hubo, pues? TEDIATO —Óyeme... Al ir a tocarle yo y él horroroso vuelto a mí, en aquel lance de tanta confusión... apagose del todo la luz. LORENZO —¿Qué dices? ¿Y aún vives? TEDIATO —Sí; y con grande atención. LORENZO —En aquel apuro, 15 ¿qué hiciste? ¿Qué pudiste hacer? TEDIATO —Me mantuve en pie, sin querer perder el terreno que había ganado a costa de tanto arrojo y valentía. Era invierno. Las doce serían cuando se esparció 16 la oscuridad por el templo; oí la una..., las dos..., las tres..., las cuatro... Siempre haciendo el oído el mismo oficio de la vista. LORENZO —¿Qué oíste? Acaba, 17 que me estremezco. 18 TEDIATO —Una especie de resuello 19 no muy libre. Procurando tentar, 20 1 calentado levemente 2 distancia 3 to sink 4 asno, burro 5 load 6 animales salvajes 7 watered , washed 8 capaz de experimentar las emociones 9 inactividad patológica 10 angustia 11 hole 12 brillaban 13 ashen 14 seguía 15 situación difícil 16 se extendió 17 Termina 18 tiemblo 19 aliento, gasp 20 tocar

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