Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Segunda edición
260 Leyendas y arquetipos del Romanticismo español III Eran las nueve cuando Inés, hallándose en el pequeño jardín con Lorenzo, le contó otra historia bastante diferente a la que acababa de oír respecto al Encubierto. Estaban sentados bajo una parra 1 cubierta de hermosas hojas, sin fruto todavía, en un banco de piedra tosco, rodeado de menuda hierba. —Tío—murmuró la joven—no creáis lo que mi abuelo os ha dicho respecto a don Enrique Enríquez de Rivera. Esa es una novela inventada por sus enemigos para desprestigiarle y me horrorizo al pensar que este pueblo, donde he nacido, se ha manchado para siempre al prender y matar a traición a un héroe que sólo ansiaba el bien de su patria. Mi abuelo es partidario de Mélito, del Marqués de Zenete, a de todos los opresores de este desdichado país; por eso os ha contado tan ligeramente la muerte de Peris sin deciros cómo ese bravo hijo de Valencia luchó contra dicho marqués y sus gentes allí, cómo viéndose reducido a defenderse en su casa, donde estaba con su mujer, sus niños y otros compañeros suyos, se batió con valor inaudito, y al saber que una valenciana había herido a Zenete con un ladrillo arrojado desde una ventana, haciéndole caer en tierra debajo de su caballo, redobló sus esfuerzos logrando que la calle de Gracia, donde vivía, quedase sembrada de cadáveres de sus enemigos. Los hombres del Marqués prendieron después fuego a la casa de Peris; éste pidió una tregua 2 que se le concedió; permitieron que saliesen del ardiente edificio su esposa con sus hijos y, cuando iban a tratar de las condiciones por las que se rendiría, sin dejarle hablar, le prendieron y le mataron. Y aun esto no les bastó, arrastraron su cuerpo, le colgaron más tarde de una horca, le cortaron la cabeza, que dejaron expuesta por espacio de mucho tiempo en una jaula de hierro, arrasaron su casa y sembraron de sal el terreno que ocupaba para que en él no se levantase otro edificio. Era yo niña cuando oía contar esto, y vertí 3 más de una lágrima por aquel héroe desconocido. —Y era muy digno de ella—murmuró Lorenzo. a Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, marqués de Cenete, era hermano del Conde de Mélito. 1 planta que da uvas 2 truce 3 to spill Retrato de Sebastião I de Portugal , Alonso Sánchez Coello, 1575. Wikimedia Commons [sebastian.jpg]. Sebastián I murió a los 24 años de edad en una cruzada contra los musulmanes en Marruecos, en 1578. Su muerte precipitó una crisis económica en Portugal y la subyugación de la Corona portuguesa a la española. Su cuerpo no fue recuperado, hecho que dio lugar a la leyenda folclórica del rey durmiente Sebastián . Según esta leyenda, Sebastían volvería para independizar a Portugal de la Corona española como héroe milenario. Entre 1584 y 1603 cuatro impostores intentaron asumir el trono como Sebastián I. José Zorrilla recoge la historia del más famoso de los impostores en su última obra teatral: Traidor, inconfeso y mártir (1849), sobre Gabriel de Espinosa. La leyenda pasó al folclor brasileño y figura prominentemente en la colección poética Mensagem de Fernando Pessoa, de 1934. Alt text: Un hombre de tez clara, pelirrojo con perilla y bigote finos. Viste coraza y capa de seda y terciopelo negras; camisa de mangas blancas y doradas con puño de encaje blanca; gola blanca; cruz roja y blanca de la Orden de Cristo, con borde de oro, en una cinta roja y blanca; medias o calzas blancas; y encañonadas y bragueta blancas y doradas. En la mano izquierda lleva una espada con estoque de oro y en la derecha un par de guantes con remate color dorado.
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