Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Segunda edición
258 Leyendas y arquetipos del Romanticismo español —¿Sabes quién era el Encubierto; sabes lo que había hecho?—dijo Antonio con exaltación 1 —seguramente no, si no, no me interrogarías así. Era un malvado, era un hipócrita; robaba los bienes de los nobles para dárselos al pueblo; se tenía por un profeta, tanto es así que la Santa Inquisición le había condenado a morir en una hoguera, 2 quemado en una plaza de Valencia por falsario y por hereje, y no era esa la primera vez que había merecido un severo castigo. —Creí que me habías dicho que nadie le conocía hasta que se presentó ante los agermanados a la muerte de Peris—interrumpió Lorenzo. —Nunca falta una persona que busque antecedentes y los halle—replicó Antonio. Enrique Enríquez de Rivera era hijo de unos judíos, pero al perder a sus padres se hizo cristiano con el objeto de vivir tranquilamente en España. Era muy niño cuando entró a servir a un comerciante 3 llamado Juan Bilbas, el cual para hacer varios negocios se trasladó 4 más tarde a Orán a con su familia y el Encubierto, al que asoció a su comercio encargándole 5 muchos de sus asuntos. Le faltó 6 en todo, hiriéndole en sus afecciones 7 y en su honor, y Juan Bilbas le despidió ignominiosamente 8 de su casa. Entró entonces en la del gobernador de Orán, persona dignísima, a la que ultrajó 9 de igual suerte, 10 por lo que le condenó su nuevo amo 11 a ser azotado 12 en la plaza y a salir del reino. Es posible que entonces se retirase a la Huerta, donde viviría oculto hasta que la guerra le hizo salir de su voluntario aislamiento. 13 —¿Pero todo eso, qué tiene que ver con que yo no pueda dormir en su cuarto? preguntó el viajero. —Desde que el Encubierto fue arrojado 14 sobre esa cama, no descansó en ella la posadera ni una noche; aquel hombre hacía daño 15 hasta después de muerto, y eso que quemaron su cuerpo y que fueron arrojadas al viento sus cenizas 16 de las que no quedará nada ya. Decía la pobre mujer que a las doce en punto, un alma en pena, envuelta en blanco sudario, 17 penetraba por la ventana, aunque estuviese bien cerrada, se arrodillaba al pie del lecho y besaba las sangrientas huellas; que después desaparecía dirigiéndole 18 antes una mirada de angustia como si le pidiera alguna cosa. Que ella le oía diariamente una misa 19 al rayar el alba, 20 pero que el fantasma no quedaba nunca satisfecho y cada vez imploraba con su mudo 21 lenguaje más y más. Debía estar sufriendo grandes penas en el Purgatorio. La pobre posadera no descansaba, ni comía, y se hubiera muerto de hambre, de insomnio y de miedo si no se hubiese decidido a salir de aquí, partiendo para Játiva con una hermana que allí tenía establecida. Dejó encargado al alcalde que le vendiese la casa, y este no hubiera logrado que la comprase ningún habitante del lugar si no la hubiese necesitado yo. Pensé utilizar aquel dormitorio como los otros, y la primera noche que durmieron mis hijos y mis nietos en la nueva morada, 22 como tuviese de huésped 23 a un primo de mi mujer le coloqué 24 en la habitación del Encubierto, creyendo que como no conocía la historia descansaría en paz y no vería nada. Pero al día siguiente me contó que un fantasma había penetrado allí, que se había arrodillado al pie del lecho y rezado 25 ante el Cristo que hay colgado 26 en el muro. Que luego había desaparecido sin que supiese cómo, porque la débil luz que alumbraba 27 la a Ciudad y centro comercial en el noroeste de Algeria, en la costa africana del Mediterráneo. 1 emoción 2 bonfire 3 hombre de negocios 4 se mudó 5 haciéndole responsable 6 traicionó 7 amistad 8 de manera humillante 9 traicionó 10 manera 11 jefe 12 to whip 13 soledad, reclusión 14 tirado 15 to cause injury or damage 16 ashes 17 mortaja, tela en que se envuelve un cadáver 18 enviándole 19 mass 20 amanecer 21 mute 22 vivienda 23 guest 24 puse 25 orado 26 puesto 27 iluminaba
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