Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Segunda edición

255 Julia de Asensi arreglaré otro donde pasar la noche. —No lo consiento—replicó Lorenzo—ense- ñadme la casa, que aun no he visto, y yo buscaré el rincón donde he de descansar. —La encontraréis muy cambiada—prosiguió la niña. —Sí, y más grande, ya sé que habéis adquirido la de al lado. La joven no contestó, y si su tío la hubiese mirado en aquel instante, hubiera observado que un ligero estremecimiento 1 había agitado 2 sus manos que sostenían 3 una lámpara encendida. Vio con ella diversas habitaciones, aquélla en que habían muerto sus padres, en la que él había nacido, donde hizo sus primeros estudios, donde jugó con su hermano, la pieza 4 en que comían reunidos, su alcoba, 5 hoy precioso nido 6 del candor 7 y de la inocencia. —La otra casa no la querréis ver—murmuró Inés. —Sí, sí, es preciso que me la enseñes. —Fue una posada antes... entrad, tío. Ved, ésta era la sala principal, en ella hay dos dor- mitorios, uno para Sebastián y otro para los niños, luego hay una cocina, y al extremo de ese estrecho 8 corredor otra pieza con ventana al patio, que no ocupa nadie. —¿Hay en ella cama? —Creo que sí. —¿Cómo es eso? ¿Acaso no la has visto? —No, señor. Una noche durmió en ella un primo de mi abuela, y contó cosas tan extrañas, que no me he atrevido a 9 penetrar jamás ahí. Cuando la casa aun no era posada, en esa habitación, que fue la de la posadera, murió un hombre, ignoro si mártir o criminal, que eso sólo lo sabe Dios, y dicen que su alma vaga 10 por estos contornos 11 y que no quedará tranquila en el otro mundo hasta que el Judas que le vendió por un puñado de monedas sea castigado. 12 —Eso excita mi curiosidad, niña, es preciso que yo vea esa pieza. —Tío, considerad que es ya de noche y el alma en pena puede estar allí. —Yo no creo mucho en las almas en pena que vienen a la tierra. Dame la lámpara y quédate aquí si no quieres seguirme. —No, os seguiré, pero... —Estoy decidido, interrumpió Lorenzo. La joven entregó la lámpara a su tío, hizo la señal de la cruz, murmuró mentalmente una oración, y temblando siguió al viajero que abrió la puerta con segura mano, como hombre acostumbrado a serios y reales peligros y que no cree en lo sobrenatural. 1 shaking 2 to shake 3 llevaban 4 el cuarto 5 habitación 6 nest 7 pureza, simplicidad 8 narrow 9 to dare 10 andar sin hallar camino 11 zonas 12 to punish Margarita de Austria por Bernard van Orley, primera mitad del s. XVI. Wikimedia Commons [princesamargarita.jpg]. Margarita estaba preñada cuando su esposo, el Príncipe de Asturias, murió de enfermedad. Su hija habría sido, con el tiempo, la reina de España, pero nació muerta. Alt text: Vemos desde un ángulo semilateral el busto de una mujer vestida de una manera religiosa, con túnica negra, cofia, toca y escapulario blancos. Tiene la mano izquierda sobre el corazón y ase el borde del escapulario con los dedos. En el índice se ve un simple anillo de plata, seña típica de las monjas. Es notablemente joven y saludable, con labios y mejillas robustos y mirada inteligente; a los veinticuatro años juró no volver a casarse.

RkJQdWJsaXNoZXIy NTc4NTAz