Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Segunda edición

217 Gustavo Adolfo Bécquer Una vez reedificado 1 el templo, comenzó a oírse un acorde lejano que pudiera confundirse con el zumbido del aire, pero que era un conjunto de voces lejanas y graves, que parecía salir del seno de la tierra e irse elevando poco a poco, haciéndose cada vez más perceptible. El osado 2 peregrino comenzaba a tener miedo; pero con su miedo luchaba aún su fanatismo por todo lo desusado 3 y maravilloso, y alentado 4 por él dejó la tumba sobre que reposaba, se inclinó al borde del abismo por entre cuyas rocas saltaba el torrente, 5 despeñándose 6 con un trueno 7 incesante y espantoso, y sus cabellos se erizaron de horror. Mal envueltos en los jirones de sus hábitos, caladas 8 las capuchas, 9 bajo los pliegues de las cuales contrastaban con sus descarnadas mandíbulas 10 y los blancos dientes las oscuras cavidades 11 de los ojos de sus calaveras, 12 vio los esqueletos de los monjes, que fueron arrojados desde el pretil 13 de la iglesia a aquel precipicio, salir del fondo de las aguas, y agarrándose 14 con los largos dedos de sus manos de hueso a las grietas de las peñas, trepar 15 por ellas hasta tocar el borde, diciendo con voz baja y sepulcral, pero con una desgarradora expresión de dolor, el primer versículo del salmo de David: ¡Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam! a Cuando los monjes llegaron al peristilo 16 del templo, se ordenaron en dos hileras, 17 y penetrando en él, fueron a arrodillarse en el coro, donde con voz más levantada y solemne prosiguieron entonando los versículos del salmo. La música sonaba al compás de sus voces: aquella música era el rumor distante del trueno, que desvanecida la tempestad, se alejaba murmurando; era el zumbido del aire que gemía en la concavidad del monte; era el monótono ruido de la cascada que caía sobre las rocas, y la gota de agua que se filtraba, y el grito del búho escondido, y el roce 18 de los reptiles inquietos. Todo esto era la música, y algo más que no puede explicarse ni apenas concebirse, algo más que parecía como el eco de un órgano que acompañaba los versículos del gigante himno de contrición del Rey Salmista, con notas y acordes tan gigantes como sus palabras terribles. Siguió la ceremonia; el músico que la presenciaba, 19 absorto y aterrado, creía estar fuera del mundo real, vivir en esa región fantástica del sueño en que todas las cosas se revisten 20 de formas extrañas y fenomenales. Un sacudimiento 21 terrible vino a sacarle de aquel estupor que embargaba todas las facultades de su espíritu. Sus nervios saltaron al impulso de una emoción fortísima, 22 sus dientes chocaron, agitándose con un temblor imposible de reprimir, 23 y el frío penetrar hasta la médula de los huesos. Los monjes pronunciaban en aquel instante estas espantosas palabras del miserere: In iniquitatibus conceptus sum: et in peccatis concepit me mater mea. b a “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia” ( Salmos 51: 1, Reina Valera 1960). b “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre” ( Salmos 51:5, ibidem ). 1 reconstruido 2 atrevido, que no tiene miedo 3 raro 4 incitado 5 riachuelo, arroyo 6 cayéndose de las peñas 7 thundering 8 puestas 9 hoods 10 jaws 11 huecos, agujeros 12 huesos de la cabeza 13 handrail , guardrail 14 grasping on to 15 escalar 16 cerco o galería de columnas 17 filas, líneas 18 slithering 19 asistía 20 se disfrazan 21 convulsión, choque 22 aumentativo de fuerte 23 contener [Miserere.png]. Alt text: Código QR para el corto en YouTube TM .

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