Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Segunda edición

211 Gustavo Adolfo Bécquer que te envuelves como en una noche profunda. Yo te amo, y,noble o villana, 1 seré tuyo, tuyo siempre... El sol había traspuesto 2 la cumbre del monte; las sombras bajaban a grandes pasos por su falda; la brisa gemía entre los álamos de la fuente, y la niebla, 3 elevándose poco a poco de la superficie del lago, comenzaba a envolver las rocas de su margen. Sobre una de estas rocas, sobre una que parecía próxima a desplomarse en el fondo de las aguas, en cuya superficie se retrataba, 4 temblando, el primogénito de Almenar, de rodillas a los pies de su misteriosa amante, procuraba en vano arrancarle el secreto de su existencia. Ella era hermosa, hermosa y pálida como una estatua de alabastro. 5 Uno de sus rizos 6 caía sobre sus hombros, deslizándose entre los pliegues del velo, como un rayo de sol que atraviesa las nubes, y en el cerco 7 de sus pestañas rubias brillaban sus pupilas, como dos esmeraldas sujetas en una joya de oro. Cuando el joven acabó de hablarle, sus labios se removieron como para pronunciar algunas palabras; pero sólo exhalaron un suspiro, un suspiro débil, doliente, como el de la ligera onda que empuja una brisa al morir entre los juncos. 8 —¡No me respondes!—exclamó Fernando al ver burlada su esperanza—¿Querrás que dé crédito a lo que de ti me han dicho? ¡Oh! No... Háblame; yo quiero saber si me amas; yo quiero saber si puedo amarte, si eres una mujer... —O un demonio... ¿Y si lo fuese? El joven vaciló un instante; un sudor frío corrió por sus miembros; sus pupilas se dilataron al fijarse con más intensidad en las de aquella mujer, y, fascinado por su brillo fosfórico, demente casi, exclamó en un arrebato de amor: —Si lo fueses..., te amaría como te amo ahora, como es mi destino amarte, hasta más allá de esta vida, si hay algo más allá de ella. —Fernando —dijo la hermosa entonces con una voz semejante a una música—, yo te amo más aún que tú me amas; yo que desciendo hasta un mortal, siendo un espíritu puro. No soy una mujer como las que existen en la tierra; soy una mujer digna de ti, que eres superior a los demás hombres. Yo vivo en el fondo de estas aguas; incorpórea como ellas, fugaz 9 y transparente, hablo con sus rumores y ondulo con sus pliegues. Yo no castigo al que osa turbar la fuente donde moro; antes le premio con mi amor, como a un mortal superior a las supersticiones del vulgo, como a un amante capaz de comprender mi cariño extraño y misterioso. 1 campesina 2 traspasado 3 neblina, mist 4 se pintaba 5 alabaster : piedra blanca 6 curls , ringlets 7 marco, espacio 8 cañas, rushes 9 efímero, transitorio Sirena oscura (modificada) de Miguel Regodón Harkness. © 2010. miguelregodon.deviantart.com . Used with permis- sion [Sirenaoscura.jpg]. Alt text: Se ve en un plano de tres cuartos una mujer acuáƟca que desciende hacia atrás por el fondo verdoso de un pozo azul. La sirena Ɵende una mano al espectador para llevarlo consigo a la profundidad. Con los cabellos esparcidos en el agua cual algas marinas, la boca abierta como si nos llamara y la mirada seductora, la náyade evoca la femme fatale de ojos verdes descrita por Bécquer. La composición es muy dinámica, logrando una sensación de descenso diagonal desde la esquina inferior izquierda de la imagen hacia el fondo en tercera dimensión cerca de la esquina superior derecha del cuadro. Con la luz submarina maƟzada de verde y azul, y el Ɵnte morado de sus labios, lo cual sugiere frío, la ninfa se caracteriza por una vitalidad orgánica inhóspita para el ser humano. Las zonas más oscuras de la composición son las de los cabellos ensombrecidos y el sexo.

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