Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Segunda edición
208 Leyendas y arquetipos del Romanticismo español —¡Alto!... ¡Alto todo el mundo!—gritó Íñigo entonces—. Estaba de Dios que había de marcharse. Y la cabalgata 1 se detuvo, y enmudecieron 2 las trompas, y los lebreles, refunfuñando, 3 dejaron la pista 4 a la voz de los cazadores. En aquel momento se reunía a la comitiva el héroe de la fiesta, Fernando de Argensola, el primogénito de Almenar. —¿Qué haces?—exclamó, dirigiéndose a su montero, y en tanto, ya se pintaba el asombro en sus facciones, 5 ya ardía la cólera en sus ojos—. ¿Qué haces, imbécil? ¡Es que la pieza 6 está herida, que es la primera que cae por mi mano, y abandonas el rastro y la dejas perder para que vaya a morir en el fondo del bosque! ¿Crees acaso que he venido a matar ciervos para festines de lobos? —Señor—murmuró Íñigo entre dientes—, es imposible pasar de este punto. —¡Imposible! ¿Y por qué? —Porque esa trocha—prosiguió el montero—conduce a la Fuente de los álamos; la Fuente de los álamos, en cuyas aguas habita un espíritu del mal. El que osa enturbiar su corriente paga caro su atrevimiento. Ya la res habrá salvado sus márgenes; ¿cómo la salvaréis vos sin atraer sobre vuestra cabeza alguna calamidad 7 horrible? Los cazadores somos reyes del Moncayo, pero reyes que pagan un tributo. 8 Pieza que se refugia en esa fuente misteriosa, pieza perdida. —¡Pieza perdida! Primero perderé yo el señorío de mis padres, y primero perderé el ánima en manos de Satanás que permitir que se me escape ese ciervo, el único que ha herido mi venablo, 9 la primicia 10 de mis excursiones de cazador... ¿Lo ves?... ¿Lo ves?...Aún se distingue a intervalos desde aquí..., las piernas le fallan, 11 su carrera se acorta; déjame..., déjame...; suelta esa brida 12 o te revuelco 13 en el polvo... ¿Quién sabe si no le daré lugar para que llegue 14 a la fuente? Y si llegase, al Diablo ella, su limpidez 15 y sus habitadores. ¡Sus! ¡Relámpago! ¡Sus, caballo mío! Si lo alcanzas, 16 mando engarzar 17 los diamantes de mi joyel en tu serreta 18 de oro. Caballo y jinete 19 partieron 20 como un huracán. Íñigo los siguió con la vista hasta que se perdieron en la maleza; después volvió los ojos en derredor suyo; todos, como él, permanecieron inmóviles y consternados. El montero exclamó al fin: —Señores, vosotros lo habéis visto, me he expuesto a morir entre los pies de su caballo por detenerle. Yo he cumplido con mi deber. Con el Diablo no sirven valentías. 21 Hasta aquí llega el montero con su ballesta 22 ; de aquí adelante, que pruebe a pasar el capellán 23 con su hisopo. 24 II —Tenéis la color quebrada; andáis mustio 25 y sombrío; ¿qué os sucede? Desde el día, que yo siempre tendré por funesto, 26 en que llegasteis a la Fuente de los álamos en pos de 27 la res herida, diríase que una mala bruja os ha encanijado 28 con sus hechizos. 29 Ya no vais a los montes precedido de la ruidosa jauría, ni el clamor de vuestras trompas despierta sus ecos. Solo con esas cavilaciones 30 que os 1 grupo montado 2 se callaron 3 grumbling 4 trail 5 (de la cara) 6 la caza, el animal 7 desgracia 8 impuesto 9 flecha, dardo 10 primer logro o éxito 11 se le debilitan 12 bridle 13 tiro, derribo 14 Si no le alcanzaré antes de que llegue 15 claridad 16 to reach , to catch 17 incrustar 18 parte de la brida 19 persona a caballo 20 se fueron 21 arrogancias 22 crossbow 23 cura, sacerdote 24 hyssop , utensilio para la aplicación del agua bendita 25 deprimido, melancólico 26 desgraciado, trágico 27 siguiendo 28 enfermado, enflaquecido 29 encantos, spells 30 ensimismamiento
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