Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Segunda edición

205 Gustavo Adolfo Bécquer Beatriz se retiró a su oratorio. 1 Alonso no volvía, no volvía, cuando en menos de una hora pudiera haberlo hecho. —¡Habrá tenido miedo!—exclamó la joven cerrando su libro de oraciones y encaminándose a su lecho, 2 después de haber intentado inútilmente murmurar algunos de los rezos 3 que la iglesia consagra en el Día de Difuntos a los que ya no existen. Después de haber apagado la lámpara y cruzado las dobles cortinas 4 de seda, 5 se durmió; se durmió con un sueño inquieto, ligero, nervioso. Las doce sonaron en el reloj del Postigo. a Beatriz oyó entre sueños las vibraciones de la campana, lentas, sordas; tristísimas, y entreabrió los ojos. Creía haber oído a par de 6 ellas pronunciar su nombre; pero lejos, muy lejos, y por una voz ahogada 7 y doliente. 8 El viento gemía en los vidrios de la ventana. —Será el viento—dijo; y poniéndose la mano sobre el corazón, procuró 9 tranquilizarse. Pero su corazón latía 10 cada vez con más violencia. Las puertas de alerce 11 del oratorio habían crujido sobre sus goznes, 12 con un chirrido 13 agudo 14 prolongado y estridente. 15 Primero unas y luego las otras más cercanas, todas las puertas que daban paso a su habitación iban sonando por su orden, éstas con un ruido sordo y grave, 16 aquéllas con un lamento largo y crispador. 17 Después silencio, un silencio lleno de rumores extraños, el silencio de la medianoche, con un murmullo monótono de agua distante; lejanos ladridos de perros, voces confusas, palabras ininteligibles; ecos de pasos que van y vienen, crujir de ropas que se arrastran, suspiros que se ahogan, respiraciones fatigosas que casi se sienten, estremecimientos involuntarios que anuncian la presencia de algo que no se ve y cuya aproximación se nota no obstante en la oscuridad. Beatriz, inmóvil, temblorosa, adelantó la cabeza fuera de las cortinillas y escuchó un momento. Oía mil ruidos diversos; se pasaba la mano por la frente, tornaba a escuchar: nada, silencio. Veía, con esa fosforescencia de la pupila en las crisis nerviosas, como bultos 18 que se movían en todas direcciones; y cuando dilatándolas 19 las fijaba 20 en un punto, nada, oscuridad, las sombras impenetrables. —¡Bah!—exclamó, volviendo a recostar 21 su hermosa cabeza sobre la almohada de raso 22 azul del lecho—; ¿soy yo tan miedosa como esas pobres gentes, cuyo corazón palpita de terror bajo una armadura, al oír una conseja 23 de aparecidos? Y cerrando los ojos intentó dormir...; pero en vano había hecho un esfuerzo sobre sí misma. Pronto volvió a incorporarse más pálida, más inquieta, más aterrada. Ya no era una ilusión: las colgaduras 24 de brocado 25 de la puerta habían rozado 26 al separarse, y unas pisadas lentas sonaban sobre la alfombra; el rumor de aquellas pisadas era sordo, casi imperceptible, pero continuado, y a su compás se oía crujir una cosa como madera o hueso. Y se acercaban, se acercaban, y se movió el reclinatorio 27 que estaba a la orilla de 28 su lecho. Beatriz lanzó un grito agudo, y arrebujándose 29 en la ropa que la cubría, escondió la cabeza y contuvo el aliento. 30 El aire azotaba 31 los vidrios del balcón; el agua de la fuente 32 lejana caía a Soria era una ciudad amurallada; en la época medieval la Puerta del Postigo era su puerta principal. 1 capilla 2 cama 3 oraciones 4 bed curtains 5 silk 6 a la vez de 7 sofocada 8 apenada, afligida 9 intentó 10 palpitaba 11 larch wood 12 bisagras, hinges 13 squeeking 14 sharp 15 ruidoso 16 bajo 17 crispante, irritante 18 masas con forma de cuerpo 19 abriéndolas (las pupilas) 20 enfocaba 21 descansar 22 satin 23 fábula de viejas 24 cortinas 25 brocade : tela de seda bordado 26 to brush against 27 kneeler : un mueble en que rezar 28 al lado de 29 encubriéndose 30 la respiración 31 whipped 32 fountain

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