Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Segunda edición
199 Gustavo Adolfo Bécquer Cuando concluyó el alcaide, reinó un silencio profundo, al que siguió luego un infernal concierto de lamentaciones, gritos y amenazas. Trabajo costó a los más pacíficos el contener al pueblo que, furioso con la novedad, pedía a grandes voces la muerte del curioso autor de su nueva desgracia. 1 Al cabo 2 logrose apaciguar el tumulto, 3 y comenzaron a disponerse 4 a una nueva persecución. Ésta obtuvo también un resultado satisfactorio. Al cabo de algunos días, la armadura volvió a encontrarse en poder de sus perseguidores. 5 Conocida la fórmula, 6 y mediante la ayuda de San Bartolomé, la cosa no era ya muy difícil. Pero aún quedaba algo por hacer; pues en vano, a fin de sujetarla, 7 la colgaron de una horca; en vano emplearon la más exquisita 8 vigilancia con el objeto de quitarle toda ocasión de escaparse por esos mundos. En cuanto las desunidas armas veían dos dedos de luz, se encajaban, 9 y pian pianito 10 volvían a tomar el trote 11 y emprender de nuevo sus excursiones por montes y llanos, que era una bendición del cielo. Aquello era el cuento de nunca acabar. En tan angustiosa situación, los vecinos se repartieron entre sí las piezas de la armadura, que acaso por la centésima vez se encontraba en sus manos, y rogaron al piadoso eremita, 12 que un día los iluminó 13 con sus consejos, decidiera lo que debía hacerse de ella. El santo varón ordenó al pueblo una penitencia 14 general. Se encerró por tres días en el fondo de la caverna que le servía de asilo, 15 y al cabo de ellos dispuso 16 que se fundiesen 17 las diabólicas armas, y con ellas y algunos sillares 18 del castillo del Segre, se levantase una cruz. La operación se llevó a término, aunque no sin que nuevos y aterradores prodigios 19 llenasen de pavor el ánimo de los consternados 20 habitantes de Bellver. En tanto que las piezas arrojadas a las llamas comenzaban a enrojecerse, largos y profundos gemidos parecían escaparse de la ancha hoguera, de entre cuyos troncos saltaban como si estuvieran vivas y sintiesen la acción del fuego.Una tromba 21 de chispas 22 rojas, verdes y azules danzaba en la cúspide 23 de sus encendidas lenguas, y se retorcían crujiendo como si una legión de diablos, cabalgando 24 sobre ellas, pugnase 25 por libertar a su señor de aquel tormento. Extraña, horrible fue la operación en tanto que la candente 26 armadura perdía su forma para tomar la de una cruz. Los martillos 27 caían resonando con un espantoso estruendo sobre el yunque, 28 al que veinte trabajadores vigorosos sujetaban las barras del hirviente metal, que palpitaba 29 y gemía 30 al sentir los golpes. Ya se extendían los brazos del signo de nuestra redención, 31 ya comenzaba a formarse la cabecera, cuando la diabólica y encendida masa se retorcía de nuevo como en una convulsión espantosa, y rodeándose al cuerpo de los desgraciados que pugnaban por desasirse 32 de sus brazos de muerte, se enroscaba en anillas 33 como una culebra o se contraía en zigzag como un relámpago. El constante trabajo, la fe, las oraciones y el agua bendita 34 consiguieron, por último, vencer al espíritu infernal, y la armadura se convirtió en cruz. Esa cruz es la que hoy habéis visto, y a la cual se encuentra sujeto el 1 infortunio 2 finalmente 3 escándalo, alboroto 4 prepararse 5 buscadores 6 el método 7 cogerla, inmovilizarla 8 atenta 9 se unían, se montaban 10 despacito, sin prisa 11 caminar 12 ermitaño 13 los había iluminado 14 ejercicios de purificación religiosa 15 refugio 16 mandó 17 melt together 18 piedras labradas 19 maravillas 20 enojados 21 remolino, ciclón 22 sparks 23 punto más alto 24 montando a caballo 25 luchase 26 encendida, ardiente 27 hammers 28 anvil 29 vibraba, throbbed 30 moaned 31 salvación 32 escapar 33 rings ( of a serpent ) 34 holy
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