Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Segunda edición

198 Leyendas y arquetipos del Romanticismo español avenidas, se dirigieron a la cárcel por la armadura, en corporación 1 y con toda la solemnidad 2 que la importancia del caso requería. Cuando la respetable comitiva 3 llegó al macizo arco que daba entrada al edificio, un hombre pálido y descompuesto 4 se arrojó al suelo en presencia de los aturdidos 5 circunstantes, exclamando con lágrimas en los ojos: —¡Perdón, señores, perdón! —¡Perdón! ¿Para quién? —dijeron algunos—; ¿para el diablo que habita dentro de la armadura del Señor del Segre? —Para mí—prosiguió con voz trémula 6 el infeliz, en quien todos reconocieron al alcaide 7 de las prisiones—, para mí...porque las armas...han desaparecido. Al oír estas palabras, el asombro se pintó en el rostro de cuantos se encontraban en el pórtico, 8 que, mudos e inmóviles, hubieran permanecido en la posición en que se encontraban Dios sabe hasta cuándo, si la siguiente relación del aterrado 9 guardián no les hubiera hecho agruparse en su alrededor para escuchar con avidez. 10 —Perdonadme, señores—decía el pobre alcaide—, y yo no os ocultaré nada, siquiera sea en contra mía. Todos guardaron silencio y él prosiguió así: —Yo no acertaré nunca a dar razón; pero es el caso que la historia de las armas vacías me pareció siempre una fábula tejida 11 en favor de algún noble personaje, a quien tal vez altas razones de conveniencia pública no permitía ni descubrir ni castigar. En esta creencia estuve siempre, creencia en que no podía menos de confirmarme la inmovilidad en que se encontraban desde que por segunda vez tornaron a la cárcel traídas del concejo. En vano una noche y otra, deseando sorprender su misterio, si misterio en ellas había, me levantaba poco a poco y aplicaba el oído a los intersticios 12 de la cerrada puerta de su calabozo; ni un rumor se percibía. En vano procuré observarlas a través de un pequeño agujero 13 producido en el muro; arrojadas sobre un poco de paja 14 y en uno de los más oscuros rincones, 15 permanecían un día y otro descompuestas e inmóviles. Una noche, por último, aguijoneado 16 por la curiosidad y deseando convencerme por mí mismo de que aquel objeto de terror nada tenía de misterioso, encendí una linterna, bajé a las prisiones, levanté sus dobles aldabas, 17 y, no cuidando siquiera—tanta era mi fe en que todo no pasaba de un cuento—de cerrar las puertas tras mí, penetré en el calabozo. Nunca lo hubiera hecho; apenas anduve algunos pasos; la luz de mi linterna se apagó por sí sola, y mis dientes comenzaron a chocar y mis cabellos a erizarse. 18 Turbando 19 el profundo silencio que me rodeaba, había oído como un ruido de hierros 20 que se removían y chocaban 21 al unirse entre las sombras. Mi primer movimiento fue arrojarme a la puerta para cerrar el paso, pero al asir 22 sus hojas, sentí sobre mis hombros una mano formidable cubierta con un guantelete, 23 que después de sacudirme con violencia me derribó 24 bajo el dintel. 25 Allí permanecí hasta lamañana siguiente,queme encontraron mis servidores falto de 26 sentido, y recordando sólo que, después de mi caída, había creído percibir confusamente como unas pisadas sonoras, 27 al compás 28 de las cuales resonaba un rumor de espuelas, 29 que poco a poco se fue alejando hasta perderse. 1 organizados 2 protocolo, gravedad 3 escolta, comité 4 golpeado 5 estupefactos 6 temblorosa, shaky 7 oficial administrador 8 la entrada 9 aterrorizado 10 gran deseo 11 fabricada 12 gaps & cracks 13 hole 14 straw 15 corners 16 estimulado, picado 17 latches 18 levantarse 19 perturbando 20 irons ( chains, shackles ) 21 to strike each other 22 agarrar, coger 23 guante de armadura 24 to knock down 25 parte superior de la puerta 26 sin 27 resonante 28 ritmo 29 spurs

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