Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Segunda edición

189 Gustavo Adolfo Bécquer se levantó por muchos siglos sobre la cresta de un peñasco 1 que baña el Segre, del cual toma su nombre. Aún testifican la verdad de mi relación algunas informes ruinas que, cubiertas de jaramago 2 y musgo, 3 se alcanzan a ver sobre su cumbre desde el camino que conduce a este pueblo. No sé si por ventura o desgracia quiso la suerte que este señor, a quien por su crueldad detestaban sus vasallos, 4 y por sus malas cualidades ni el rey admitía en su corte, ni sus vecinos en el hogar, se aburriese de vivir solo con su mal humor y sus ballesteros en lo alto de la roca en que sus antepasados colgaron su nido de piedra. Devanábase 5 noche y día los sesos 6 en busca de alguna distracción propia de su carácter, lo cual era bastante difícil después de haberse cansado, como ya lo estaba, de mover guerra a sus vecinos, apalear a sus servidores y ahorcar 7 a sus súbditos. En esta ocasión cuentan las crónicas que se le ocurrió, aunque sin ejemplar, una idea feliz. Sabiendo que los cristianos de otras poderosas naciones se aprestaban a partir juntos en una formidable armada a un país maravilloso para conquistar el sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo, a que los moros tenían en su poder, se determinó a marchar en su seguimiento. Si realizó esta idea con objeto de purgar sus culpas, que no eran pocas, derramando su sangre en tan justa empresa, o con el de trasplantarse a un punto donde sus malas mañas 8 no se conociesen, se ignora; pero la verdad del caso es que, con gran contentamiento de grandes y chicos, de vasallos y de iguales, allegó 9 cuanto dinero pudo, redimió a sus pueblos del señorío, 10 mediante una gruesa cantidad, y no conservando de propiedad suya más que el peñón del Segre y las cuatro torres del castillo, herencia de sus padres, desapareció de la noche a la mañana. La comarca entera respiró en libertad durante algún tiempo, como si despertara de una pesadilla. Ya no colgaban de sus sotos, 11 en vez de frutas, racimos 12 de hombres; las muchachas del pueblo no temían al salir con su cántaro en la cabeza a tomar agua de la fuente del camino, ni los pastores llevaban sus rebaños al Segre por sendas impracticables y ocultas, temblando encontrar a cada revuelta de la trocha 13 a los ballesteros de su muy amado señor. Así transcurrió el espacio de tres años; la historia del mal caballero, que sólo por este a Se refiere a las Cruzadas católicas por tomar Jerusalén, entre los siglos XI y XVI. 1 roca, crag 2 hedge mustard 3 moss 4 vassals 5 bobinábase, to wind 6 el cerebro 7 to hang 8 costumbres, vicios 9 juntó 10 liberó 11 bosques 12 bunches (de uvas, etc.) 13 sendero, camino Billete de 100 pesetas en circulación a parƟr de 1965, Fábrica Nacional de Moneda y Timbre Española. Wikimedia Commons (modificada) [100pesetas.jpg]. Alt text: Dos lados de un billete. Desviado del centro en el anverso, el retrato de Bécquer como lo representaba su hermano Valeriano. El retrato está enmarcado por una escena en que dos amantes, un hombre y una mujer, caminan por un jardín. Detrás de Bécquer y arriba se disƟngue una golondrina que aƟende a su nido, evocación de su poema Volverán las oscuras golondrinas . En el reverso se ve una mujer joven sentada en el exterior leyendo un libro a la luz de la tarde temprana. Lleva un sombrero con plumas de avestruz, vesƟdo de encaje y parasol. En el fondo se ve la Catedral de Sevilla y la torre de La Giralda, grandes nubes blancas primaverales o veraniegas y golondrinas dando vueltas en el aire.

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