Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Segunda edición

xvii Prólogo los Estados Unidos,ni los esclavos ni los pobres ni las mujeres se consideraban dignos de la categoría de “hombres” supuestamente iguales. La libertad que proponían los autores de estos documentos corresponde al concepto de una república, a la idea de un Estado sin monarca, pero una república dirigida de manera paternalista por una clase de hombres intelectualmente superiores. Según esta filosofía, el pleno desarrollo del individuo sólo será posible cuando este acepte el papel social que corresponde a sus capacidades. Los orígenes de esta filosofía se remontan a la República (s. IV a.E.C.) de Platón. A diferencia de la estética ordenada, racional y científica de la Ilustración, el Romanticismo presenta una libertad individual ilimitada, idealizada y revolucionaria que enfatiza las emociones, la imaginación y el azar. Una expresión muy frecuente de esta libertad es el concepto del amor romántico, un amor emocional e individual provocado por un encuentro fortuito, que vale más que la vida misma y que no termina con la muerte.El amor ilustrado respeta el orden social, político y económico y los enlaces entre amantes deben consagrarse en matrimonios que tienden a armonizar a los individuos, a los grupos y a las naciones. Por ejemplo, los pobres solo deben casarse con pobres, los nobles con nobles, y los cristianos con cristianos. Estos amores y matrimonios son generalmente concertados por las figuras de autoridad en las familias y la sociedad. Un buen ejemplo del amor ilustrado sería el de Francisca y Don Carlos en El sí de las niñas , de Leandro Fernández de Moratín (1760–1820), en que Don Diego, el tío noble y adinerado de Don Carlos, discurre sobre la vida de los jóvenes, la importancia de la correspondencia entre los novios y el consentimiento de la novia en el matrimonio. El amor romántico expone conflictos, y los amantes creen que el valor de su deseo trasciende todo obstáculo social o material. El amor romántico es frecuentemente irrealizable, pero antes que aceptar relaciones con otras personas, los amantes prefieren su propia destrucción o se refugian en una vida de sacrificio personal. Tales son los casos de doña Elvira en El estudiante de Salamanca , de José de Espronceda, quien muere de su amor no correspondido; de doña Inés en Don Juan Tenorio , de José Zorrilla, quien escoge el infierno antes que abandonar a don Juan; y de doña Leonor en Don Álvaro o la fuerza del sino , del Duque de Rivas, quien se interna en un convento cuando su familia no consiente sus relaciones con don Álvaro. El máximo ejemplo del amor frustrado en la cultura occidental es la historia de Romeo y Julieta , de Shakespeare. Esta obra, de 1597, es muy anterior al Romanticismo y el tema en sí (el amor imposible) es un arquetipo ya en la antigüedad clásica. El Romanticismo, por su parte, frecuentemente recurre a temas anteriores a la Ilustración en su idealización de las emociones y rechazo de la razón ilustrada. Como se puede ver en el amor fracasado, la libertad individual característica del Romanticismo no es necesariamente positiva; su caracterización depende de la voluntad del autor. El Romanticismo está en boga entre los años 1800 y 1850 y coincide con muchos sucesos de importancia nacional, como, en el caso de España, la invasión por Napoleón en 1808, la Guerra de la Independencia en su contra (1808–1813), la preparación de la constitución democrática de 1812, la sublevación democrática del General Riego (1820–1823), la Primera y la Segunda Guerras Carlistas por la sucesión al trono español (1833–1840 y 1846–1849) y la independencia de las colonias que hoy forman California,

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