Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Segunda edición
161 José Zorrilla ¡Oh! Acaso me los inspira 280 desde el cielo, en donde mora, 1 esa sombra protectora que por mi mal no respira. (Se dirige a la estatua de DOÑA INÉS, hablándola con respeto.) ¡Mármol en quien doña Inés en cuerpo sin alma existe, 285 deja que el alma de un triste llore un momento a tus pies! De azares 2 mil a través conservé tu imagen pura; y pues la mala ventura 290 te asesinó de don Juan, contempla con cuánto afán vendrá hoy a tu sepultura. En ti nada más pensó desde que se fue de ti; 295 y desde que huyó de aquí, sólo en volver meditó. Don Juan tan sólo esperó de doña Inés su ventura, y hoy que en pos de su hermosura 300 vuelve el infeliz don Juan, mira cuál será su afán al dar con tu sepultura. Inocente doña Inés, cuya hermosa juventud 305 encerró en el ataúd 3 quien llorando está a tus pies; si de esa piedra a través puedes mirar la amargura 4 del alma que tu hermosura 310 adoró con tanto afán, prepara un lado a don Juan en tu misma sepultura. Dios te crió 5 por mi bien, por ti pensé en la virtud, 315 adoré su excelsitud, 6 y anhelé 7 su santo Edén. 1 habita, vive 2 altibajos, dichas y desdichas, felicidades e infortunios 3 caja mortuaria, en que se guarda el cadáver 4 pena, dolor, bitterness 5 creó, educó, alimentó 6 excelencia, sublimidad 7 ambicioné Don Juan (Fernando Guillén) confiesa su amor a la estatua de Doña Inés en el panteón de los Tenorio en la producción de Radio Televisión Española de 1973 [donjuanrtve.jpg]. Alt text: Fotograma en blanco y negro: Plano conjunto de ángulo picado con Don Juan, abajo y a la derecha, junto a la tumba de Doña Inés, vesƟdo de negro e iluminado por la luz de la luna. La blanca estatua de Doña Inés, de pie, vesƟda de religiosa y con las manos juntas en oración, encabeza, desde arriba y a la izquierda, el sepulcro. La estatua está ensombrecida por los árboles del panteón ajardinado. Sí; aún hoy mismo en ti también mi esperanza se asegura, y oigo una voz que murmura 320 en derredor de don Juan palabras con que su afán se calma en tu sepultura. ¡Oh, doña Inés de mi vida! Si esa voz con quien deliro 325 es el postrimer 8 suspiro de tu eterna despedida; si es que de ti desprendida llega esa voz a la altura, y hay un Dios tras de esa anchura 9 330 por donde los astros van, dile que mire a don Juan llorando en tu sepultura. (Se apoya en el sepulcro, ocultando el rostro; y mientras se conserva en esta postura, un vapor que se levanta del sepulcro oculta la estatua de DOÑA INÉS. Cuando el vapor se desvanece, 10 la estatua ha desaparecido. DON JUAN sale de su enajenamiento.) 8 postrimero, postrero, último 9 espacio 10 disipa, desaparece
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