Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Segunda edición

xi Prólogo El Naturalismo aplica a la literatura la filosofía del Positivismo, asociado principalmente con el escritor francés Auguste Comte (1798–1857), para revelar los mecanismos del comportamiento individual y social. El Positivismo es fundamentalmente empírico y descarta lo que no se puede observar y confirmar directamente. La meta del proyecto naturalista es mejorar la vida mediante la exposición de los desajustes ocasionados por las transformaciones económicas y sociales. Suele enfocarse en las clases más bajas, el campesinado y el proletariado agrícola e industrial, y también en los vicios que aquejan a estas clases, como el alcoholismo, la prostitución y la violencia. Su recepción en España es parcial y problemática porque es determinista, materialista, y supone que los avances científicos tienden a la mejora de la sociedad. Estos principios son problemáticos en España por varias razones. Primeramente, el determinismo no admite el libre albedrío ni la providencia divina, dos elementos de la fe católica. El materialismo se opone a la fe religiosa y confiar en la ciencia es negar el valor de la doctrina católica. Además, las descripciones naturalistas son muy detalladas— como son también las realistas—y la extrema objetividad del Naturalismo implica que no hay tema que se debiera omitir por indecoroso que sea; como resultado, el Naturalismo es acusado de pornográfico, escatológico y contrario a la edificación del lector. Muchos escritores españoles realistas participaron, de manera parcial, en el Naturalismo, incorporando sobre todo el determinismo genético y ambiental pero evitando una postura crítica de los preceptos religiosos y obviando lo más feo de las descripciones escatológicas. Los escritores naturalistas españoles más conocidos son Pardo Bazán y Vicente Blasco Ibáñez. Al final del siglo XIX y entrando en el XX muchos escritores españoles, como Galdós, Pardo Bazán o Miguel de Unamuno, consideran que la influencia del catolicismo en la cultura española es tanta que la objetividad absoluta no es un vehículo apto para mejorar la experiencia vital de los españoles. Los movimientos literarios frecuentemente están ligados a géneros o productos particulares y podemos en la Figura n. 1 distinguir entre aquellos movimientos más asociados con la prosa (cuento, novela, ensayo, etc.) y los más asociados con la lírica (poesía y teatro en verso). Esto es porque ciertos géneros son más eficaces en la transmisión de distintos valores. El Naturalismo está estrechamente vinculado a la novela y su capacidad para la descripción explícita; no se presta al lirismo. Aunque hay drama y cuento naturalistas, la mayoría de las obras maestras naturalistas son novelas. El Realismo es un movimiento principalmente novelesco. Como el propósito de los escritores realistas y naturalistas es estudiar la sociedad, los grandes maestros del género producen compendios de novelas que comprenden muchos sectores sociales e incluyen un gran número de personajes, como la serie La comédie humaine de Honoré de Balzac, de 87 novelas; las series de Novelas españolas contemporáneas y Episodios nacionales , de Galdós, de 23 y 46 novelas respectivamente; Les Rougon-Macquart de Zola, de veinte novelas; y las 41 novelas de Pardo Bazán. El Costumbrismo es importante tanto en la narrativa como en el teatro, pero el Costumbrismo literario está sobre todo asociado con un género de prosa corta muy específico, el “cuadro de costumbres”( sketch of manners en inglés),y constituye unmovimiento literario en el siglo XIX cuyas obras más prominentes aparecen en las décadas de 1820

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